Ante una lesión o un dolor muchas veces no sabemos que ponernos si calor o frío, aquí os damos algunas claves:
FRIO: El frío es un vasoconstrictor, es decir, reduce el diámetro de los vasos sanguineos. Debido a ésto también reduce la inflamación.
Está indicado en dolores agudos, es decir, de menos de 3 días de evolución.
También reduce el espasmo muscular agudo, por lo que es muy bueno tras ejercicio intenso.
Se aplicará 3 veces al día, de 5 a 15 minutos y nunca directamente sobre la piel.
CALOR: Al contrario que el frío, el calor es vasodilatador, es decir, aumenta el diámetro de los vasos
sanguineos, por lo tanto, favorece la circulación, disminuye la tensión arterial y tiene un
efecto relajante.
Está indicado en lesiones que no son agudas, es decir, de más de tres días de evolución y
que no cursan con inflamación.
Reduce el espasmo muscular crónico, por lo que va muy bien en dolores de cuello,
espalda...
Lo aplicaremos de 1 a 3 veces al día durante 20 minutos.
Os vamos a poner algunos ejemplos:
- Contractura de cuello: Calor
- Dolor de espalda: Calor
- Esguince de tobillo: Frío
- Inflamación articular, por ejemplo por artrosis: frío en la fase inflamatoria, calor en la fase crónica.
También podemos hacer uso del calor y el frio de manera combinada, por ejemplo, con los baños de
contraste. En este caso, por ejemplo en un dolor residual de tobillo tras esguince de tobillo son muy recomendables. En dos barreños ponemos agua caliente y agua fría y metemos el pie 3 minutos en el agua caliente y 1 en fría, durante unos 20 minutos, empezando por el agua caliente y terminando por la fría.
Hay muchas combinaciones según la lesión. Lo mejor es consultar con el fisio en caso de duda. No dudeis en poneros en contacto con nosotros.
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